sábado, 17 de diciembre de 2011

ROSA DE SANGRE

Prólogo


La lluvia arreciaba sobre los terrenos del internado, haciendo caer torrentes de agua sobre las enormes cristaleras de mi inmenso dormitorio. Era la primera noche que dormía lejos de casa y la soledad me acompañaba ahora más que nunca. Mi madre había perecido hacía tan solo una semana y mi odioso y arrogante tío me había arrastrado a aquella prisión estudiantil, tan alejada de la mano de dios. No se me permitió asistir al velatorio de mi madre, bajo el pretexto de ser demasiado joven, pero he llegado a la conclusión que lo que querían era deshacerse de mí cuanto antes, borrarme de la faz de la tierra, hacerme desaparecer y, aunque suene mal decirlo, por una parte me sentía feliz de alejarme de los únicos parientes que me quedaban vivos. La despedida con mi tío fue un gran alivio después de lo ocurrido, aunque ahora me sintiera sola, pero sabía que iba a ser mucho mejor así, ya que las únicas palabras que cruzó conmigo, nada más dejarme a las puertas del internado, fueron: "espero que seas feliz" y eso decía bastante de él. Ahora, en la inmensa oscuridad que reinaba en mi cuarto, recordaba los momentos con mi madre y deseaba no haber sido yo la propietaria de aquel maldito libro, que no me había acarreado más que problemas desde que mis dedos rozaron el desgastado y asqueroso cuero de sus tapas. Había decidido esconderlo en una caja de plomo para mayor seguridad, pero dudaba de que tan solo eso fuese efectivo para mantener a salvo al resto de los estudiantes del internado. No quería por nada del mundo hacerle daño a nadie pero, conmigo, allí, iban a estar en peligro constante, por lo que no podía permanecer allí durante demasiado tiempo. Debía buscar algún lugar seguro lejos de todo y de todos y hallar por mí misma las respuestas a los numerosos interrogantes que se agolpaban en mi mente, pero hasta que llegase ese momento, debía permanecer allí, arriesgando las vidas de los demás a causa de mi propia cruz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario