sábado, 17 de diciembre de 2011

NOCHE BLANCA

Prólogo


Mi nombre es Jessenia y soy una Cazadora perteneciente a la Hermandad de la Luz. Muchos dirían que soy una persona amable porque extermino vampiros salvando vidas, pero en realidad, soy despiadada.
No hay nada que me importe y hago cualquier cosa para cumplir mi objetivo.
Si tengo que matar inocentes para acabar con un vampiro, lo hago.
Si tengo que seducirlos para matarlos, lo hago.
¡Ah! y, ¿he mencionado que yo también soy un vampiro?
Entonces os estaréis preguntando por qué hago esto, por qué acabo con los de mi especie…
Pues bien, solo lo hago por diversión. Para probar mis habilidades sobrehumanas.
Y, ¿qué mejor lugar para hacerlo que en una organización que se dedica a eso?
Mi superior y todos los que me conocen saben lo que soy… y me utilizan.
Soy considerada un arma por todos. Soy utilizada para un fin. Y no me molesta lo más mínimo.
Todos saben que no deben tenerme de enemiga y por eso me respetan.
Puede que no sea un respeto real, sino tal vez que me tienen miedo pero, para mí, que vivo solo para superarme, resulta ventajoso.
Tengo el cabello ondulado, de un color como la miel y mis ojos son de un negro azabache y tan intimidantes, que producen pavor.
Mi belleza no tiene límites y a veces la uso como arma.
Nadie puede resistirse a mi encanto, ni siquiera un vampiro.
Muchos intentan poseerme, pero al final ninguno lo consigue.
Y voy dejando tras de mí un rastro de cenizas, de todos cuantos se me han puesto delante.
Nadie puede superarme y hay veces que resulta aburrido.
Los vampiros se dejan matar fácilmente y los humanos que intentan detenerme acaban hechos papilla.
El escuadrón de limpieza de la Hermandad se encarga de recogerlo todo y a cada paso que doy me vuelvo más fría.
Me gusta.
Yo soy así.
Nadie puede detenerme.
La Hermandad no me dice nada. No se preocupan por mí. Me dejan ir a mi aire. A fin de cuentas, no soy nada para ellos, tan solo un arma.
Sólo un arma.
Mi vida es así de simple: vivo para matar.
No importa quién tenga delante, si lo considero un enemigo, de seguro acabará muerto.
Y no me importará.
Seguiré buscando enemigos a los que matar. Porque esa es mi vida. La vida que YO elegí.
Y todo hubiese sido perfecto si no fuese por aquel fatídico día en que me encontré por primera vez con Damian…

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